Una oda al periodismo... y a los ‘donnadies’
08 mayoEl veterano periodista Gay Talese cuelga la pluma con este magistral libro de relatos sobre Nueva York y sus personajes favoritos, los secundarios.
«Nueva York es una ciudad de cosas que pasan inadvertidas. Es una ciudad con gatos durmiendo bajo vehículos aparcados, dos armadillos de piedra que trepan por la catedral de San Patricio y miles de hormigas arrastrándose sobre la cima del Empire State Building. Probablemente las hormigas acabaran ahí transportadas por el viento o los pájaros, pero nadie lo sabe con certeza. Las hormigas son tan desconocidas para la gente de Nueva York como el mendigo que coge taxis hasta el Bowery, o el hombre atildado que rebusca entre los cubos de basura de la Sexta Avenida, o el médium que ronda por los números setenta de la zona oeste».
Gay Talese (Ocean City, 1932), que ha dejado a lo largo de seis décadas su firma en los mejores medios, escribió estas palabras hace más de setenta años, «cuando era un joven reportero en The New York Times». Declara que, de joven, su sueño era trabajar algún día en un gran periódico, sin ser redactor de noticias, «porque eran efímeras y ponían el acento en lo negativo», ocupándose «de aquello que había ido mal el día anterior, antes de hacerlo en lo que había ido bien». Además, las noticias, relata Talese, «siguen basándose a diario en declaraciones o actividades de gente notable. A los demás, se los ignora». Sobre esa gente que nunca sería carne de noticia a no ser de un suceso concreto, es lo que interesó siempre a Talese: «mi deseo era especializarme en escribir acerca de los donnadies» porque le encantaban los escritores que «creaban a alguien memorable a partir de un donnadie».
Este veterano periodista y escritor cuelga la pluma con ‘Bartleby y yo. Retratos de Nueva York’ (Alfaguara), unas memorias en las que recorre algunos de sus reportajes más brillantes, repasando a su vez, su trayectoria profesional con más de 90 años a sus espaldas. En su último libro tenemos el placer de ser testigos mudos de la preparación de algunas de sus piezas icónicas, como el célebre artículo ‘Frank Sinatra está constipado’, elegido por los lectores como «el mejor reportaje publicado jamás» por la revista Esquire, para la que también trabajó. La particularidad de este artículo, amén de su calidad literaria, reside en que Talese jamás pudo entrevistar al cantante y su dibujo lo hace a raíz de los personajes que lo acompañaban, esos secundarios de peso que adora el escritor y que a veces pasan por la vida del público general como una sombra.
Además de este regalo, Talese nos ofrece otro, al exhibir las entrañas del periodismo en papel de principios de siglo XX. A través de sus textos resulta delicioso conocer cómo funcionaba la redacción de medios potentes como The New York o Esquirre, las mentes de sus directores y jefes, la búsqueda de personajes y temas, la pasión con la que el periodista se involucraba en cada texto... A su vez, a través de esos relatos que se hicieron emblemas de la profesión, versados desde el prisma de personajes anónimos, Talese nos muestra, con una memoria prodigiosa, la complejidad y diversidad de la Gran Manzana, exponiendo vidas de individuos que en una gran urbe como NY (y en la sociedad en general), pasan desapercibidos. Su enfoque en los detalles y en las historias humanas pone en valor la importancia de cada persona que conforma la sociedad americana, a valorar sus opiniones y experiencias como las de «la gente notable» e intentar poner el foco de atención a lo que nos rodea.
Particularmente, mi ovación personal la merece el tercer capítulo, ‘El brownstone del doctor Bartha’, donde las paredes de este lujoso edificio del Upper East Side, te atrapan irremediablemente. Su dueño, un extravagante médico de Manhattan, lo hizo volar por los aires, antes que dejárselo a su exmujer, tras un tortuoso divorcio.
«Nueva York es una ciudad para excéntricos y una fuente de retazos de información extraña». Amén, Talese.
Gay Talese (Ocean City, 1932), que ha dejado a lo largo de seis décadas su firma en los mejores medios, escribió estas palabras hace más de setenta años, «cuando era un joven reportero en The New York Times». Declara que, de joven, su sueño era trabajar algún día en un gran periódico, sin ser redactor de noticias, «porque eran efímeras y ponían el acento en lo negativo», ocupándose «de aquello que había ido mal el día anterior, antes de hacerlo en lo que había ido bien». Además, las noticias, relata Talese, «siguen basándose a diario en declaraciones o actividades de gente notable. A los demás, se los ignora». Sobre esa gente que nunca sería carne de noticia a no ser de un suceso concreto, es lo que interesó siempre a Talese: «mi deseo era especializarme en escribir acerca de los donnadies» porque le encantaban los escritores que «creaban a alguien memorable a partir de un donnadie».
Este veterano periodista y escritor cuelga la pluma con ‘Bartleby y yo. Retratos de Nueva York’ (Alfaguara), unas memorias en las que recorre algunos de sus reportajes más brillantes, repasando a su vez, su trayectoria profesional con más de 90 años a sus espaldas. En su último libro tenemos el placer de ser testigos mudos de la preparación de algunas de sus piezas icónicas, como el célebre artículo ‘Frank Sinatra está constipado’, elegido por los lectores como «el mejor reportaje publicado jamás» por la revista Esquire, para la que también trabajó. La particularidad de este artículo, amén de su calidad literaria, reside en que Talese jamás pudo entrevistar al cantante y su dibujo lo hace a raíz de los personajes que lo acompañaban, esos secundarios de peso que adora el escritor y que a veces pasan por la vida del público general como una sombra.
Además de este regalo, Talese nos ofrece otro, al exhibir las entrañas del periodismo en papel de principios de siglo XX. A través de sus textos resulta delicioso conocer cómo funcionaba la redacción de medios potentes como The New York o Esquirre, las mentes de sus directores y jefes, la búsqueda de personajes y temas, la pasión con la que el periodista se involucraba en cada texto... A su vez, a través de esos relatos que se hicieron emblemas de la profesión, versados desde el prisma de personajes anónimos, Talese nos muestra, con una memoria prodigiosa, la complejidad y diversidad de la Gran Manzana, exponiendo vidas de individuos que en una gran urbe como NY (y en la sociedad en general), pasan desapercibidos. Su enfoque en los detalles y en las historias humanas pone en valor la importancia de cada persona que conforma la sociedad americana, a valorar sus opiniones y experiencias como las de «la gente notable» e intentar poner el foco de atención a lo que nos rodea.
Particularmente, mi ovación personal la merece el tercer capítulo, ‘El brownstone del doctor Bartha’, donde las paredes de este lujoso edificio del Upper East Side, te atrapan irremediablemente. Su dueño, un extravagante médico de Manhattan, lo hizo volar por los aires, antes que dejárselo a su exmujer, tras un tortuoso divorcio.
«Nueva York es una ciudad para excéntricos y una fuente de retazos de información extraña». Amén, Talese.
- Título: Bartleby y yo, retratos de Nueva York
- Autor: Gay Talese
- Editorial: Alfaguara
- Traductor: Antonio Lozano
- Páginas: 334
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